domingo, mayo 09, 2010
Una visita siempre es un motivo de alegría y brindar la hospitalidad debida un placer. Si además son los "agüelos" los que se cogen un avión y se vienen a ver a los nietos pues qué decir tiene que la dicha es directamente proporcional a los días que pasan en casa, aunque esto último es un decir. En poco más de una semana hemos tenido que conjugar los quehaceres diarios, que no son pocos aunque tampoco es que nos matemos durante estos días festivos, con las obligadas visitas a museos, teatros y tal, sin olvidar esos especiales rincones de la ciudad, fuera de las trilladas rutas turísticas, que todos queremos enseñar a los más allegados. Gracias por venir. Menos mal que las cenizas islandesas, finalmente, no han molestado en demasía a la vuelta. A ver como se portan con nosotros los volcanes :)
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