domingo, enero 25, 2009

Museo Ruso

Es duro levantarse para cumplir con la visita cultural del domingo con los peques, más si el sábado noche se ha alargado hasta la madrugada entre los humos y vapores noturnos y de vuelta a casa, ya en coche, suena el móvil...pero el deber nos llama, más a unos que a otros, todo sea dicho. A algún que otro, directamente mediante mensaje de texto entrado el mediodía, los deseos se tornan desesperanza y pereza. Será la ciudad...
Del grupo escolar finalmente aparece el 20 % y el recorrido guiado es interesante...aunque algún que otro diván expuesto parece llamarme afectuosamente. No puede ser, las abuelas, una por sala, son implacables. Incluso te recriminan mirar con voluptuoso deseo cualquier pieza a su cargo, aunque sea una “zaritsa” cualquiera. De vuelta a casa, previos bolazos de nieve, siestita en condiciones mientras supermamá aún se atreve con una función teatral de 3 horas. Ahora, con los peques en la cama, aparece un calcetín. El otro sigue en su sitio...sobre el piano.