Museo Ruso
Del grupo escolar finalmente aparece el 20 % y el recorrido guiado es interesante...aunque algún que otro diván expuesto parece llamarme afectuosamente. No puede ser, las abuelas, una por sala, son implacables. Incluso te recriminan mirar con voluptuoso deseo cualquier pieza a su cargo, aunque sea una “zaritsa” cualquiera. De vuelta a casa, previos bolazos de nieve, siestita en condiciones mientras supermamá aún se atreve con una función teatral de 3 horas. Ahora, con los peques en la cama, aparece un calcetín. El otro sigue en su sitio...sobre el piano.
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