Regla de 3. Pegado al terreno
Curiosamente, la regla de 3 también se cumple en el caso de estas reflexiones dejadas aquí por escrito. En esta tercera se vislumbra ya en su comienzo el poso de la experiencia y el metraje selectivo. Sigo aquí, de noche, sin un alma por la calle a las 2 de la madrugada. Pasa algún coche aislado por esta avenida/prospekt principal de la ciudad. Cada día es distinto dentro de su aclamada uniformidad. Atrás quedaron las prisas y los agobios por hacer de esta casa un lugar habitable y confortable. Para los primordiales detalles no tenemos prisa, además de tener que enfrentarnos más duramente con el presupuesto. Lo fundamental en cuanto a nuestra estancia aquí también está definido, aunque siempre abiertos y a la búsqueda consciente y lógica de mejores instrumentos, que es como no decir nada. A quien le importa, incluyéndome.
Cogiendo hoy varios billetes con distintas denominaciones (10, 50, 100, 500 y 1000 rublos) emitidos por el Banco de Rusia leo que se hace mención específica a la prohibición de falsificar moneda fiduciaria. En los euros no pone nada de nada, excepto el Organismo Emisor, en pequeñito, en sus distintas abreviaturas. BCE ECB EZB EKT EKP. Pues venga, a falsificar billetes morados, que no paassssa nada.
Este fin de semana, como otros tantos, nos espera algún museo. Quizá el de juguetes o el de artillería, para no empezar a repetir, exceptuando al Ermitage, además de visitas de amigos, compañeros y alumnos. Concierto de jazz para niños el domingo, repitiendo por lo delicioso que resulta el local y lo bien llevada la actuación de sus profesionales músicos, más de 30 años al pie del cañón. Quizá les falte algo del swing del que los negros disfrutan desde la cuna, pero qué quieres, los caucásicos-caucasians como somos denominados los blancos étnicamente hablando, proceden de por aquí cerca, aunque en la actualidad el Caúcaso es precisamente conocido por sus refriegas étnicas entre personas de tez más bien morena. Qué cosas.
En estos silenciosos y relajados momentos, en los que la caja tonta no vomita ni cotizaciones ni catástrofes, el ordenador escribe lo que yo le dicto y no, a su libre albedrío, llevándome por gráficos llenos de rayajos y escalones o presentándome páginas de información sin sentido de la realidad, la familia descansa y no puedo encontrar a la luna, me voy disponiendo a colgar estas líneas y a leer a Vázquez Montalbán o a Umbral, por aquello de la patria morriña, antes de proceder a dar por zanjado el día, que en el de hoy se ha significado como acicate una suculenta siesta.
Por aquello del clima, la presión y la humedad. O no.
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