Otro Día de la Victoria por aquí, incluyendo los fuegos artificiales diurnos - se acercan las noches blancas y a las 10 de la noche es de día aún - . Todo el día bregando; mañana familiar y tarde "coleguil", cerrando la jornada haciéndonos un Fidel, como no podía ser de otra manera. Tremendo.
Qué contar que no sepáis sobre la Segunda Guerra Mundial y los soviéticos. Supervivientes al bloqueo de Leningrado quedan pocos, pero en un par de días os doy una sorpresa, jeje.
Cada año se recuerda a los caídos en actos oficiales, se acompaña a los veteranos, se rememora la Gran Guerra Patriótica. El inconsciente colectivo se sume en una especie de catarsis (frase hecha donde las haya) para recubrirse año a año de una pátina satinada de gratificante sentimiento nacional.
Una vez hecho el apunte introductorio...calor, mucho calor por la tarde. Gente pero sin resultar agobiante. Muchos aprovechan estos 4 días de fiesta para desaparecer de la ciudad. Ambiente festivo. Niños haciéndose fotos con los veteranos, familias de picnic en el parque; las calles tomadas por la gente...y por la policía y los militares, en armoniosa convivencia. Es como si este día todos nos pasásemos al mismo bando; el bando ganador. Banderas al viento.
Las nuevas generaciones se van empapando de algo del pasado, ya sabéis, para no repetir los mismos errores, si ello es posible. Este año he visto menos cristales rotos por la calle. El personal parece que ha optado por las latas de cerveza en vez de botellas. Tras los actos oficiales, grupos de músicos tocando por las esquinas canciones de época, chavales abrazando a sus novias, o lo que sean, abuelitas de vuelta a casa con flores, muchas flores abrazadas.