Ni Hевский проспект (Nevskii prospekt – Avenida nevskii) ni Kаменноостровский проспект
(Kamennoostrovskii prospekt). Se trata de los diferentes caracteres que te cruzas andando por ambas “perspectivas”, en realidad “avenidas fenotípicas”. Desde el aguerrido muchachote con cara de buena persona, que puede serlo o no, hasta la petarda montada sobre unos fenomenales taconazos que resuenan entre el murmullo de los ruidosos coches con sus respectivos tubos de escape podridos y su eco rebotado por las cansadas fachadas que atenazan al asfalto. Todo un panorama casuístico, digno de estas pocas líneas, en comparación con la manada desbocada que parece seguir el curso secreto de una estable desorganización. Nada como encenderme un cigarrillo en una esquina cualquiera, con puente o sin él, para ver pasar al personal. Un cigarrillo nada más, que empieza a hacer frío. Tendré que dejar de fumar y conformarme con una mirada activa al andar, aunque no es lo mismo, al tener que prestar atención a desniveles, agujeros, charcos y trampas varias. No es fácil.